Evolutivamente, el estrés ha servido para ponernos alerta
ante el peligro. Nos prepara para huir o luchar frente a aquello que resulta
amenazador: nos ha servido para sobrevivir. No obstante, en nuestra rutina actual,
la respuesta de estrés tiene más que ver con situaciones relacionadas con miedos
y demandas de nuestro día a día que con peligros físicos. Esta respuesta de
estrés supone, a nivel fisiológico, una importante alteración hormonal que por
ende podrá afectar a diferentes procesos y respuestas de nuestro organismo. Por ello, independientemente de la causa
generadora de estrés, este diferente estado a nivel hormonal (traducido en un
estado de alerta) repercutirá en diferentes áreas de nuestra vida, entre las
que está la sexualidad.
A la hora de hablar acerca de cómo afectan el estrés y la
ansiedad a nuestra sexualidad hay que comenzar considerando que existirán
importantes variaciones en función de cada persona. Dentro de los cambios que
el estrés puede producir en la respuesta sexual, podrán aparecer desde un
importante descenso de la libido hasta una mayor búsqueda de contacto sexual,
sea en solitario o con pareja. Muchas personas, durante épocas de estrés,
incrementan su deseo e incluso capacidad de disfrutar y llegan a emplear su
sexualidad para reducir sus niveles de estrés; al final podría servir como
método de obtención de gratificación, bienestar y relajación. No obstante, una
respuesta muy habitual puede ser un decremento de la libido, de la mano de un
cambio en la respuesta de excitación e incluso dificultades para alcanzar un
orgasmo. A nivel de funcionalidad fisiológica, pueden aparecer diferentes
síntomas en función del género. En el caso de las mujeres también podrían
aparecer, sobre todo, problemas de lubricación y contracciones de los músculos
de la vagina. Para los hombres, podrían aparecer problemas de erección y
eyaculatorios (por defecto o por precocidad).
A pesar de todo lo anterior, no necesariamente tener estrés
nos va a generar cambios en nuestra respuesta sexual habitual. Como se recalca
anteriormente, hay un componente individual muy importante que influirá
directamente y podría darse el caso de elevado estrés sin repercusiones en la
sexualidad.
Estrés y ansiedad por las relaciones sexuales
El sexo, por presencia o ausencia, puede suponer en sí un
factor de estrés que retroalimentará a como afecta el estrés a nuestra
sexualidad. Hasta ahora hemos hablado de cómo nos afectan estrés y ansiedad
generales en nuestra sexualidad. Pero además, las propias relaciones sexuales
pueden generarnos ansiedad anticipatoria en algunos casos. Cuando hacemos caso
a ideas distorsionadas y mitos como “tengo
que satisfacer por todos los medios a la otra persona y cumplir”, “tengo que
ser el/la mejor”, “no puedo terminar antes que mi pareja/tenemos que terminar a
la vez”, “tiene que gustarle todo lo que hagamos”, “tengo que complacerle/a sin
importar como esté yo” y similares, se genera una importante ansiedad. La
atención, lejos de estar en el contacto y la intimidad se focaliza a estas
“obligaciones”, se fusiona con estos pensamientos y mitos y no permite
disfrutar pudiendo generar, incluso, disfunciones secundarias.
En relación a lo anterior, existen elementos relacionados
con la sexualidad que podrían impedir un disfrute pleno de la misma al “anclarnos”
a obligaciones e ideas distorsionadas. Entre los más importantes,
encontramos:
- Doble moral: Generalmente, los mitos sobre la sexualidad vienen muy ligados a concepciones de género, sobre lo que la mujer es y debe en la sexualidad y lo que el hombre es y debe en la sexualidad. Estas supuestas diferencias, además de quedar lejos de la realidad, ser fundamentadas e injustas, generan importantes problemas en el desarrollo de una vida sexual sana.
- La sexualidad se reduce al coito: La sexualidad es todo. No podemos reducir la sexualidad ni la erótica a lo puramente relacionado con el coito. La vivencia plena de la sexualidad se realiza explorando el cuerpo, descubriendo qué da placer. La erótica y la sexualidad se reparte por todo nuestro cuerpo y explorando con la pareja sexual se descubre, siempre por supuesto desde el respeto mutuo.
- Tener relaciones sexuales solo por y para alcanzar el orgasmo. Que esa sea la única finalidad o la creencia de ello, puede generar importantes niveles de estrés. Cuando no se alcanza o cuando la pareja no lo hace, forzarse a lograrlo y culpabilizarse por no conseguirlo podrá generar estrés y ansiedad. Distanciarse de esta idea de necesidad permitirá disfrutar de la sexualidad en mayor medida, ya que se puede obtener una gran cantidad de placer y disfrute con la pareja sin que haya un orgasmo.
Independientemente de la causa, el estrés y la ansiedad
pueden no permitirnos disfrutar de las relaciones sexuales al no permitirnos
focalizar y dirigir la atención a las sensaciones y la vivencia sexual. Cuanto
más nos fusionamos y enredamos con estas emociones y los pensamientos
asociados, más complicado será dejarse llevar y disfrutar plenamente de
nuestras relaciones. Por otro lado, la pareja conocedora de esto puede seguir
ciertas pautas para ayudar a la otra persona a afrontar este momento. En primer
lugar, mostrarse a su lado en el momento vital en el que se encuentra,
apoyarle. NO culpabilizarse a uno mismo porque lo sexual no esté funcionando
como lo venía haciendo anteriormente: Es entendible que ocurra ahora que
conocemos como afecta el estrés y la ansiedad. No meter prisas para volver al
estado de antes y dialogar. Este último punto, siempre será clave para la
pareja. Si además se intenta avivar la “magia” de alguna manera (ojo no
crucemos una línea y acabemos presionando), se favorecerá la “vuelta a la
normalidad”. Considerando que la vida sexual de la pareja podría verse afectada
y considerando lo anterior, el punto clave será siempre la comunicación directa
y abierta para evitar que puedan surgir otros problemas en la relación. Y si el
problema se mantiene durante más tiempo, plantearse acudir a un profesional.
Si crees que podrías necesitar ayuda o asesoramiento, no
dudes en ponerte en contacto con Martínez Bardaji psicología y salud.
Estaremos encantadas de ayudarte.