Últimamente
en consulta he podido notar cómo aumenta el número de personas que acuden
debido a una ruptura de pareja.
Y si algo coincide en todas ellas es que niegan
la aceptación de que sus parejas las han dejado de querer. Necesitan sentir un
motivo de peso mayor ya que ese nos les vale y se mantienen en la negación de
la ruptura.
Es
curioso cómo le cuesta al cerebro aceptar que no se quiere algo simplemente
desde la emoción, y cómo se intenta llevar esto a la razón sin llegar a un
entendimiento claro. A veces hay emociones que no tienen razones. Tal y como
dice Roberto Aguado “la emoción decide y la razón justifica”. Primero sentimos
la emoción y a veces no hay una razonamiento lógico o una estructura verbal que
permita poner palabras a lo que estamos sintiendo y simplemente expresamos un
“te he dejado de querer”, “ya no siento lo que tendría que sentir”…Y es en este
mismo momento es cuando el paciente acude a consulta y me suele decir…”no lo
entiendo Érika, tienen que haber algo más”, “preferiría que hubiera otra
persona, por lo menos lo entendería”, “no sé qué he hecho mal, si yo le quiero
tanto y lo he hecho lo mejor que sé”. En ese mismo momento les explico que si
una persona ha dejado de sentir ya es una razón con suficiente peso como para
no continuar adelante.
Si
nos fijamos por ejemplo cuando una persona va a un restaurante y come poco del
plato, automáticamente el camarero nos dice: ¿No está a tu gusto? ¿Está poco
hecho? Y le contestamos, no no, gracias, simplemente no quiero más… ¿Pero
seguro estaba a su gusto?... Nos cuesta aceptar un no quiero más sin buscarle
una justificación. Pues bien, en la pareja esto se traduce en un no te quiero
más. No quiero que estés más en mi
camino de vida, no siento más….
Quiero
aclarar que cuando hablo de dejar de sentir, no hablo de cuando se finaliza esa
parte pasional del enamoramiento del principio, que obviamente esas emociones
se transforman pero se siguen manteniendo de manera positiva, hablo de cuando
ya lo que siento hacia ti es insuficiente o incluso lo que siento son emociones
negativas que me hacen llegar a tomar la decisión de no querer continuar junto
a ti.
Generalmente
a una persona que le cuesta aceptar este tipo de ruptura es porque no se ha
relacionado de una manera sana dentro de la relación de pareja y ha habido una vinculación dependiente e
incluso una pérdida de identidad, me olvido de quién soy yo para agradarte a
ti. En otras ocasiones son personas que les cuesta mucho aceptar el sufrimiento
y acuden a ti para minimizar ese dolor, otras personas simplemente quieren
encontrar razones lógicas…
Pero
sea el motivo que sea la persona tiene que saber que en toda ruptura hay que
pasar por unas fases, ya que no deja de ser la pérdida de una persona. Lo
primero es la fase de negación ( a mi no me puede estar pasando esto), luego
pasamos a la fase de la rabia ( es que me parece increíble que pudiera hacerme
esto, con lo que lo he querido y no sé como es capaz, no lo reconozco), luego
se pasa a la tristeza (que pena me da que hoy era nuestro aniversario,
generalmente en esta fase se deja de llorar y es una tristeza más profunda) y
finalmente se pasa a la aceptación (acepto finalmente que mi vida sigue y que
además tiene un sentido y una dirección aunque tu no estés en ella). Muchos
autores hablan de la duración de este duelo y lo sitúan sobre los seis meses,
pero a mi me gusta situarlo sobre el año donde para mí añadiría una quinta
fase, la de la asimilación. Puedo hablar de nosotros sin sentir dolor, puedo
pasar por un sitio y simplemente recordarlo sin sentir una emoción “negativa”…
En
ocasiones cuesta mucho aceptar estas rupturas porque la persona sigue viva, y
ello implica que pueda rehacer su vida, que me la vuelva a encontrar, que tenga
que saber de la persona por obligación, (se comparte trabajo, amigos o incluso
tenemos unos hijos en común) y esto en ocasiones ralentiza un poco el proceso
de duelo.
Las
relaciones de pareja están para disfrutar, para andar en una misma dirección,
para respetarnos, demostrarnos afecto, confianza, y para convertirnos en
grandes compañeros en el viaje de la vida. Pero no tenemos que sostener una
relación por el hecho de que tenga que ser para toda la vida, o porque si le
digo que lo dejo me dice que se quiere morir, o porque cada vez que intento
dejarlo me dice que su vida sin mi no tiene sentido…estas relaciones nunca
pueden funcionar ya que no están basadas en un amor sano. Yo siempre digo “te
pueden querer mucho, pero quererte muy mal”.
Lo
importante es quererte desde un vínculo adulto, desde un amor sano y aceptar
que cuando una relación no está basada en una retroalimentación basada en el
bienestar, tranquilidad y felicidad, en
ocasiones es mejor soltar y darte una nueva oportunidad para fluir de nuevo…
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