El chantaje emocional es una forma de manipulación que, en
muchas ocasiones, puede provenir de personas cercanas con las que compartimos
algún lazo afectivo. Pueden ser amigos y/o familiares, aunque en muchas
ocasiones aparece en el ámbito de la pareja. A través de ella, la persona que
manipula emocionalmente pretende controlar a la otra persona, en términos de
actos, de manera a veces muy sutil. En muchas ocasiones se justificará a través
del afecto, y puede hacernos sentir sin posibilidades de elección. Llevado al extremo,
el chantaje emocional se considera un acto de violencia psicológica y puede
dañar y minar en gran medida nuestra autoestima así como generar heridas
emocionales.
La manipulación emocional viene camuflada, en muchas
ocasiones, en frases del tipo: “de acuerdo, pero si me quisieras… no lo
harías…” “Haz lo que quieras, pero no te extrañes si luego nos va mal y te
dejo…” “Decide tu, pero atente a las consecuencias” “Si me dejas estaré solo/a”
“Ve si te apetece, yo me quedaré aquí abandonado/a…” etc. En definitiva, bajo
palabras que buscan despertar en la persona manipulada sentimientos de culpa
y/o miedo, de manera que acabamos cediendo a los deseos de la otra
persona.
Causas del chantaje
emocional
Generalmente, una persona manipuladora puede parecer
emocionalmente fuerte e intensa, pero en realidad está encubriendo una serie de
miedos y carencias emocionales importantes. A veces comienzan a hacerlo incluso
sin darse cuenta, impulsados por la emoción y el miedo. Las causas más comunes
incluyen:
- Baja autoestima y pobre autoconcepto: Debido a
que el concepto de sí mismos/as está deteriorado, buscan reafirmarlo con su
entorno. Para sentirse válidos/as pueden pedir demostraciones de afecto casi imposibles
y que los demás, en especial la pareja, cumplan todos los deseos para
“demostrar amor”.
- Miedo al abandono: En relación a lo anterior
pero con mayor profundidad, las personas que tienden a manipular emocionalmente
suelen enmascarar heridas emocionales de abandono. Desde este miedo puede
aparecer un temor excesivo e irracional a que la pareja les abandonen, lo que
les puede llevar a conductas de 1) control de la pareja para que no se vaya y
2) búsqueda de demostraciones de amor constantes.
Las dos anteriores no son excluyentes y en muchos casos
podrán darse de manera conjunta. Otras causas podrían ser el aprendizaje
durante la infancia (si han sido víctimas de manipulación emocional a edades
tempranas por ejemplo. O si han sido sobreprotegidos y no tienen tolerancia a
la frustración) o a la existencia de rasgos de personalidad de tipo
principalmente narcisista.
¿Como se manifiesta o
que tipos existen?
Existen diversas maneras de manipulación emocional, algunas
mucho más explícitas que otras. Al final, y como es lógico, cada persona emplea
las que más útiles le han sido a lo largo del tiempo. No obstante, se han
identificado algunas maneras típicas y comunes que tienen los manipuladores
emocionales de lograr sus objetivos:
- Culpabilidad: Lograr que la otra persona sienta
culpa para que acabe haciendo lo que se le está pidiendo. Ya sea a través de
frases que hagan sentir mal a esta persona o castigando, por ejemplo con
silencio, hasta lograr lo que desean.
- Dependencia: En este caso, la persona lograría
el control expresando una dependencia excesiva de la otra persona. Enmascaran
este control a través de mostrarse débiles e impotentes, con manifestaciones
del tipo “si me abandonas no lo
soportaré” “si me dejas no vale la pena vivir”.
- Generar dependencia a la otra persona:
Conociendo sus puntos débiles, minar su autoestima para continuar “salvándole”
de la situación y “estando ahí siempre”. De esta manera, genera una falsa
dependencia a la otra persona pudiendo manejar a su antojo su comportamiento.
- Victimismo: Frente a cualquier conversación,
discusión o situación, hacerse la víctima de manera que al final acaben
cediendo a sus deseos.
- Castigos y ultimátums: En este caso hablamos de
un tipo de manipulación mucho más explícita y agresiva. En este caso, pueden
aparecer ultimatums del tipo “si lo haces
te dejaré” o “haz lo que quieras,
pero atente a las consecuencias, si luego no quiero estar contigo”.
- Falsas promesas: Cuando perciben una reacción
por parte de la otra persona pueden llegar a decir que no pasará más y pedir
otra oportunidad. Que no habrá más ultimátum, que serán más flexibles… Pero
generalmente se quedará en una promesa y puede ser incluso una señal de alarma.
¿Cómo lo detectamos?
A pesar de conocer los tipos de chantaje o manipulación
emocional, a menudo no es tan fácil identificarlos en la vida real. No todas
las personas lo hacen de la misma manera ni tienen los mismos objetivos: puede
ir desde una manipulación indirecta, no definida, hasta la intencionalidad de
provocar daños en la persona manipulada. Sea como sea, generará marcas
emocionales en la persona que lo sufre, motivo por lo que es importante estar
atentos a las señales. Algunas de ellas, junto con la detección de patrones
como los anteriormente comentados, son:
- Nos realizan demandas que nunca tienen en cuenta
(e incluso van más allá) nuestros deseos y necesidades.
- Por mucho que nos pidan y hagamos nunca es
suficiente y además nos harán sentir mal si no cedemos a sus deseos.
- No ceden nunca o ceden de manera condicional. Cuando
lo hacen es probable que lo utilicen en nuestra contra en un futuro cercano.
- Tergiversan las palabras: Se les da genial
“darle la vuelta a la tortilla” y victimizarse.
- Amenazan emocionalmente, exageran las
consecuencias de un error y hablan siempre del daño que les causamos.
- Subestiman los problemas de los demás y los
suyos son los únicos y reales.
- Siempre quieren dominar, controlar y tener la
razón en cualquier conversación.
- Son muy lábiles emocionalmente.
No obstante, tenemos que tener en cuenta que no todo va a
ser siempre chantaje o manipulación. A veces pueden darse situaciones como las
anteriormente descritas sin que nos encontremos frente a un manipulador o
manipuladora emocionales; va a haber discusiones, críticas, enfados... El
problema radica cuando todo lo anterior ocurre de manera sostenida y es el
patrón de interacción habitual. En estas ocasiones la persona manipulada
sentirá que no tiene libertad de elección, puede sentir culpa, vergüenza y a
veces incluso miedo de enfrentar a la otra persona.
El chantaje emocional
en la pareja
No todas las relaciones de pareja son sanas ni los
sentimientos que se generan son siempre positivos; en ocasiones, debido a
miedos, celos, inseguridades, falta de recursos, o mil razones más, puede darse
una lucha de poder en la que la persona
que los siente, impulsado por ellos, busca controlar la relación como método
poco acertado para controlar esos sentimientos.
Cuando el chantaje emocional se da en la pareja, suele darse
de manera paulatina. Cuando aparece suele ser sutil y cuesta identificarlo en
un primer momento. Se convierte en una estrategia de control, de manera que
tiene el “poder” de la relación y a menudo se emplea como medio para reafirmar
que la pareja “le quiere”. Busca la obediencia generando culpa y
responsabilidad en la otra persona.
Incluso, le puede llegar a generar
importantes niveles de ansiedad.
En una pareja, la manipulación emocional emplea el afecto y
el amor propios de la relación para lograr sus metas. Tergiversa situaciones,
culpabiliza al otro, y esconde muchas veces que “cuanto
más cedes más me quieres, y si no no me estás queriendo bien”. Además, en
este caso la persona que manipula suele tener un amplio abanico de recursos sea
consciente o no. Cuando no puede manipular a la pareja en un momento dado, suele
recurrir al pasado, a situaciones vividas en el pasado, a todo lo que han hecho
por la otra persona, y similares.
En general y como se pincela anteriormente, el intento de
control de la pareja viene de un intento de control total sobre la relación. Y
este vendría impulsado por importantes niveles de temor a perder a la pareja y
miedo al abandono por parte de esta. Además pueden existir una importante
inseguridad persona, falta de autoconfianza y baja autoestima. Y la mayoría
justifican sus actos desde el amor. No obstante, sea como sea, tenemos que
tener presente que ningún tipo de manipulación es amor y que supone una manera
de violencia psicológica. Si se da por miedos, inseguridades y heridas
emocionales habrá que abordarlo, pero no debemos caer en la trampa de
justificarlo a pesar de existir dicho trasfondo.
¿Cómo protegerse/evitarlo?
El primer paso es
aprender a identificarlo. Conociendo como ahora conocemos lo que es,
podemos estar atentos a las señales para poder reaccionar de manera diferente a
como solíamos hacer. Identificar como nos sentimos frente a las peticiones de
nuestra pareja nos ayudará a identificar si se puede estar dando una posible
manipulación emocional. Cuando lo que nos pide la otra persona comienza a
condicionar nuestras actitudes y actos, generando remordimientos y culpa, y
haciéndonos sentir “atados” y sin libertad de elección, es muy probable que
esté ocurriendo una manipulación emocional. De esta manera, “tenemos que hacer
lo que el otro quiere, porque si no no le queremos”. Pero nosotros no estamos a
gusto ni de acuerdo…
A partir de aquí, cuando percibimos estas situaciones,
podemos intentar cortarlo de la siguiente manera:
- No ceder a los chantajes. Si vemos que está
ocurriendo, podemos analizar el comportamiento de la otra persona y cambiar
nuestra reacción habitual (por ejemplo, atreviéndonos a decir que no y a
expresar lo que queremos asertivamente, comunicando como nos sentimos cuando
ocurre esto).
- Mantener nuestra independencia emocional: No
solo frente a la manipulación, pero siempre dentro de una relación de pareja.
La independencia emocional de cada uno es clave para que una pareja funcione
adecuadamente, que dos personas puedan ser independientes, pero prefieran estar
juntas.
- Pregúntate si eres feliz y si necesitas
a tu pareja para mantener tu autoestima. Si crees que está faltando
algún derecho básico, hazlo saber.
- No ser permisivo. Cuando una relación se basa en
la manipulación estamos en una relación tóxica. Esto nos va a desgastar, a
minar nuestras energías y además nos hará sentir emocionalmente heridos. La
manipulación no es amor.
- Dejar atrás los victimismos: tampoco vale
victimizarse sobre como somos tratados. Tenemos capacidad de decisión y actuación,
para cambiar nuestras reacciones. Y siempre podemos decidir si queremos seguir
en una relación de ese tipo, abordarlo en terapia de pareja o dejar la
relación, qué hacer con respecto a ella.
- No pensar que todo es chantaje emocional: nos
estaríamos equivocando. Todos tenemos derecho a reprochar conductas o actitudes,
a enfadarnos… por lo que también tenemos que aprender a respetarlo. Hablamos de
manipulación cuando un miembro de la pareja mina constantemente la libertad y
los derechos de la otra persona.
Hasta ahora hemos hablado de en
qué consiste el chantaje emocional, como identificarlo y como abordarlo, a
grandes rasgos. En ocasiones, a medida que se mejora la comunicación y cambia
nuestra manera de reaccionar, cortando las manipulaciones, puede darse una
mejora. No obstante, si vemos que se mantiene en el tiempo y genera importantes
niveles de malestar, será necesario abordarlo en pareja con un profesional si
queremos mantener una relación sana.
Si tienes cualquier duda o
necesitas orientación, no dudes en ponerte en contacto con Martínez Bardaji
psicología y salud,
Estaremos encantadas de ayudarte.